sábado, 5 de abril de 2014

ORLANDO DICE...Fernández debe decidir si empieza pelea desde ahora.

Nota: créditos al periódico Listin Diario y su articulista Orlando Gil.


Orlando Gil
orlandogil@claro.net.do @orlandogildice


ÁNIMOS.- La percepción, que no la impresión, es que los senadores que siguen las orientaciones de Leonel Fernández se sienten nerviosos y quieren forzarlo a que salga antes del tiempo previsto. El grupo se mantenía de bajo perfil, pero la comparecencia de unos cuantos en el programa de su colega Adriano Sánchez los devolvió a la palestra e hizo recordar lo que ñal parecerñ se había olvidado: Que son el principal núcleo de apoyo del ex presidente en su propósito de buscar un nuevo período de gobierno. La impresión, que no la percepción, era que Reinaldo Pared le había comido los caramelos entre sus compañeros, pues hasta ahora Pared sustenta sus aspiraciones en senadores.

La situación, sin embargo, es otra. Pared cuenta con doce senadores y Fernández con diecisiete, y lo más interesante es que esos doce de Pared son los ñmismosñ doce apóstoles de Danilo Medina en la cámara alta. Si esa correlación de fuerzas se mantiene y por el momento nada apunta a cambiar ¿a qué la prisa, por qué la inquietud?...

  LAS LECCIONES.- Los senadores que siguen los lineamientos de Fernández se niegan a aprender las lecciones del pasado congreso, o por lo menos en cuanto a la elección en los organismos. Quieren como en aquella ocasión provocar situaciones antes de tiempo.

No hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que la salida del ex presidente va a significar el inicio de la campaña electoral del 2016. Que cuando sea, producirá un reagrupamiento para lo bueno y para lo malo. No importa qué decida el PRD, o el PRSC, o las demás fuerzas políticas. Fernández marcará pauta en el universo político dominicano, porque no lo hará como precandidato, sino como candidato, y la dialéctica del proceso lo obligará a desmentir todo lo dicho en su contra. ¿Cómo puede lanzarse al ruedo y no explicar el déficit fiscal que heredó el actual gobierno y que convirtió sus días de poder en el peor de los oprobios? Fernández se verá forzado a carabina. No podrá defenderse sin atacar, y no podría ser a Hipólito Mejía, y tampoco al PRD...

LA DECISIÓN.- Leonel Fernández debe decidir si empieza a pelear desde ahora, como quieren los senadores que responden a sus lineamientos, o espera un mejor momento, en que las condiciones no sean tan favorables al oficialismo. A Danilo Medina y al gobierno todo le rebota, por lo que enfrentarlo o fastidiarlo sería cavar tumba y no trinchera. El ex presidente cuenta entre sus seguidores en el Senado a imprudentes e impertinentes conocidos, pero no en la opinión pública, sino entre sus compañeros de partido.

Los mismos que en los días previos a las elecciones del Comité Central anduvieron pueblo por pueblo desafiando, advirtiendo y amenazando de manera tan desconsiderada que el poder tuvo que reaccionar al agravio. El resultado no dejó dudas de que la logística y los recursos hacen milagros, y que los políticos deben cuidar la boca. Decir lo inapropiado causa perdición, y no conviene tropezar, pero mucho menos hacerlo con la misma piedra...

ALERTA.- El pronunciamiento de final de semana de los senadores que siguen a Leonel Fernández, más que anuncio, es alerta, porque se conocía su decisión de buscar un nuevo mandato, pero no de iniciar campaña tan temprano. La idea era dejar correr a sus potenciales adversarios, ver cómo se desenvolvían, o que espacios ocupaban, antes de proceder. Temístocles Montás, Francisco Javier García, Reinaldo Pared, Radhamés Segura, por ahora, hicieron bien en salir al amanecer, pues debían aprovechar toda la jornada, pero en el caso de Fernández este podía aguantarse las ganas y hacerse al camino sobre el mediodía, o ya entrada la tarde. La experiencia de tres campañas es una gabela importante. No es lo mismo hacer camino al andar que saberse de memoria lo andado. Falta ver si el apremio es de los senadores o de Fernández, y en caso de que fuera de ellos, si puede apacentar sus ímpetus y persuadirlos de prudencia. De todos modos, se hace evidente la impaciencia, y un senador puede advertir que en su demarcación la situación se le va de las manos, pero que diecisiete comprueben lo mismo, es para inquietarse....

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