Cafe......
No es un juego que el café esté reñido con la personalidad. Ni una leyenda que ha sabido mantenerse año tras año. Sin hacer caso a la guerra que se ha abierto sobre si el café es bueno o malo para la salud, lo único que hay que tener en cuenta es que todo exceso es malo y con el café no iba a ser diferente.
Así, las propiedades que puede aportar esta bebida (tomada en su justa medida) son abundantes. Por un lado, su función energética la cumple y de qué manera; ha salvado muchas mañanas de trabajo y noches de estudio. Además, aumenta el rendimiento físico y mental y es un buen aliado de la memoria.
A nivel médico también hace de las suyas, siempre sumando y no restando. Una dosis moderada de esta bebida natural puede retrasar la aparición de enfermedades como el Parkinson y el Alzheimer en las personas más propensas a padecerlas.
Al ser un producto natural cuenta con beneficios, pero de entre todas las bebidas naturales el café es el mayor antioxidante que existe y de ahí que retrase el envejecimiento orgánico y físico.
Hasta ahora se ha confirmado que se trata de un bien natural, con beneficios y cada vez más aconsejado por los expertos en la salud, pero hay que añadir el significado que tiene cada gama de esta bebida, compañero fiel de la personalidad.
Uno no elige al azar un tipo de café u otro, hay mucha historia detrás y tiene que ver con las inquietudes.
Si el café negro/solo o el expresso se relacionan con personas serias, trabajadoras y con un buen don de palabra, las modalidades más divertidas de esta bebida, como el capuccino o el frapuccino, se entienden mejor con personas joviales, extrovertidas y divertidas.
Los más reservados y con ciertos miedos o temores suelen tener predilección por el tipo de café que menos cafeína contenga o, en su defecto, esté rebajado con otros condimentos: canela, leche de soja o almendras o miel.
Nada ocurre por casualidad y, al parecer, en la elección de un café, tampoco.
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